Te escribo desde la biblioteca de Ithra, en Damman, una pequeña ciudad de Arabia Saudí a orillas del Golfo Pérsico que nació hace menos de un siglo en el líquido amniótico del petróleo. Los cinco pisos que albergan cerca de un millón de libros forman parte de un gigantesco complejo cultural, diseñado por el estudio noruego Snohetta, que incluye varios museos, teatro, cine, restaurante y cafetería con decenas de revistas en árabe y en inglés. Es uno de los proyectos que simbolizan la apertura cultural y turística de este país. Hablaré sobre ello, y sobre por qué, como China, está apostando por el soft power de las bibliotecas y los museos en mi columna Hiperconexiones de Infobae del viernes 9 de junio. Ahora quiero hablarte de otro tema, que no es macro, sino micro. Muy mío.
El viernes presenté aquí las ediciones en árabe de Librerías y Contra Amazon, en una entrevista con la periodista iraquí-australiana Sally Mousa, que vive en Dubai. Antes de ello visitamos el recinto, asistimos a la inauguración del festival y nos divertimos en el Museo de los Niños. Hablo en plural no porque lo hiciera con Sally, sino porque me está acompañando mi hijo mayor, Francesco, que el mes que viene cumplirá nueve años. No hablo de mi vida personal en redes, apenas asoman algunos detalles reales en Ecos y, en clave de autoficción, en Todos los museos son novelas de ciencia ficción. Pero esta experiencia quiero contarla, porque es íntima pero también es política.
Hice mi primer viaje a un país árabe en 1998: fue el de fin de estudios, tenía 21 años y no hablé con ningún tunecino. Aquel mismo verano me subí a mi primer avión intercontinental: tardé muchísimo tiempo en descubrir que existían los programas de viajeros frecuentes. No tenía ninguna experiencia. Después viajé repetidamente por Marruecos, Egipto, Jordania o Turquía. Pero a la edad de Francesco, el Islam y el mundo eran para mí abstracciones desconocidas. Por eso cuando surgió esta oportunidad hablé enseguida con Marilena, mi compañera de vida, sobre la posibilidad de que él me acompañara. Y que Marco, nuestro otro hijo, lo haga en la siguiente ocasión. Y aquí estamos. Desde que eran bebés, he leído con ellos en brazos, me han acompañado a reuniones en centros culturales, he escrito con ellos al lado haciendo puzles, ahora empieza una nueva etapa en que me acompañarán a algunos viajes de mi extraño trabajo.
Ayer visitamos el Oasis de Al Asha, patrimonio de la Humanidad, donde ha habido sociedades humanas desde el Neolítico. Le ofrecieron dátiles y dulces de miel. Aprendió a decir shukran. Habló con varias personas árabes y tal vez me escuchó a mí conversar con Sally sobre por qué descubrió la espiritualidad islámica cuando vivía en Australia. También abordamos las preguntas más incómodas y acabamos hablando de la monarquía española. Marco y él ya tienen más libros, más viajes, más preguntas de los que yo atesoraba cuando me volví mayor de edad. Desde que nacieron, han heredado nuestra biblioteca y, sobre todo, la capacidad de construir la suya. Gracias a los libros entendí, desde muy joven, que todo esto era posible. A mi lado, Francesco termina de leer el tercer volumen del cómic Nico Bravo y empieza a ojear uno en árabe, que hemos comprado en una librería saudí. Como no todo es cultura, después nos iremos a la piscina.
UN LIBRO
Éste es mi nombre, de Adonis
Alianza
No había leído a Adonis, el gran poeta vivo de la lengua árabe. Me he traído ese libro porque él ha sido el protagonista de este festival. Es impresionante cómo combina lo antiguo con lo moderno, el Corán con el asedio de Palestina. He subrayado muchos versos, entre ellos: “Éste soy yo: enlazo lo extraño con lo extraño; / escribo una crónica”. La traducción es de Federico Arbós.
UNA PELÍCULA
Holy Spider, de Ali Abbasi.
En Filmin
Un thriller que, durante la mitad de su metraje, no sigue las pautas del género según se ha codificado en Occidente. Cuenta la historia real de un asesino en serie iraní de prostitutas, islámico radical, hombre de familia, padre ejemplar.
UNA SERIE
Fauda
Netflix
Una de mis series favoritas: retrata las operaciones de un grupo especial israelí, caracterizado por su dominio de la lengua y la cultura árabes, de modo que son capaces de infiltrarse en los grupos terroristas palestinos. Aunque la perspectiva sea la de Israel, es una serie bilingüe que también disecciona las miserias de su política y su violencia de Estado.
UNA WEB
De origen franco-marroquí, es una de las artistas multimedia y conceptuales más interesantes de estos momentos. Se mueve entre el diseño, la escultura y el cine. Yo la descubrí en la cinemateca de Tánger. Firma libros y pósters preciosos.
UN CÓMIC
Persépolis, de Marjane Satrapi.
Reservoir Gráfica.
La Revolución Islámica de Irán contada en primera persona. Un clásico de la novela gráfica que, como Maus, de Art Spiegelman, consigue que la historia en mayúsculas se entienda a través de la intrahistoria familiar.
Durante estas últimas semanas he publicado diversos artículos en La Vanguardia, como este sobre Robert Juan-Cantavella o este sobre estética y narrativa de la inteligencia artificial, y en Infobae, sobre el giro geológico de la literatura y el arte o sobre los 40.000 libros en Lisboa de Alberto Manguel. Ojalá te interesen.
Me hace mucha ilusión presentar a Juan Villoro en Casa Seat. Nos conocemos desde hace veinte años: lo admiro y le quiero. Será el próximo día 1 a las 19 horas. Y los días 8 y 9 de junio, por la tarde, estaré firmando mis últimos libros en la Feria del Libro de Madrid. El 8 de 18 a 19 horas en la caseta de la Librería Alberti. Y el viernes de 17 a 20 horas en el stand de Norma, la librería La Central y la Librería Iberoamericana.
Gracias por tu tiempo y tu atención, tan valiosos. Y hasta el segundo domingo de junio.