Fue en el carnaval de cuarto o quinto de primaria. A mí me gustaba la Sandra Peregrina. Pero nunca hablaba con ella, a lo sumo nos perseguíamos por el patio, jugando al pilla pilla, sin cruzar palabra. Imaginé que si me disfrazaba tal vez me atrevería a decirle algo. Como aquel año me tocaba ir vestido de mosquetero, durante las semanas previas me dediqué a estudiar, en el viejo diccionario francés-español de mi madre, con las tapas granates y desgastadas, algunas frases como “Mademoiselle, elle veut être la dame de ce gentilhomme?”. Ahora no me ha costado nada: me la ha traducido automáticamente Google. Pero a mediados de los años 80, allí estaba yo, cada tarde, en mi escritorio, intentando averiguar cómo podría decirle algo a la Sandra Peregrina en el francés romántico de las películas de D’Artagnan y de mi imaginación de niño literato.
Me acuerdo perfectamente de que aquella tarde jugamos todos en el patio, que era en verdad la pista de básquet de un club, disfrazados y eufóricos. Ella estaba preciosa. Yo, al final, no le dije nada, ni en español ni en francés.
Supongo que así funciona un poco la poesía, la literatura, el arte en general. Tú te entrenas en soledad, escribes y escribes y buscas y buscas y traduces lo que has leído, etcétera. Con mucha dedicación y mucho esfuerzo. Y después hay que atreverse a decirlo en voz alta, a compartirlo, a publicarlo. Y después alguien tiene que conectar con lo que has escrito, no digo entenderlo: establecer una conexión, aunque esté destinada al cortocircuito. Y eso es infrecuente, raro. Para que ocurra es preciso pasar del entrenamiento en silencio al riesgo en voz alta. Decir la contraseña. Y que alguien responda.
Su madre le había pintado las mejillas con colorete, de modo que yo no hubiera llegado a saber si, con mi gesto inesperado y en una lengua que desconocíamos, ella se sonrojaba.
UN LIBRO
La llamada. Un retrato, de Leila Guerriero
Anagrama
La vida de una superviviente de los centros de detención de los militares argentinos durante la última dictadura militar. Y de todo lo que vivió antes y después de aquellos dos años en el infierno. Le dediqué mi columna de La Vanguardia de esta semana.
UNA OBRA DE POSTEATRO
Suicide Notes
L’Antic Teatre
Se puede ver en Barcelona de nuevo la obra híbrida (lectura, música en directo, acrobacia, performance) de Marc Caellas y David G. Torres: serán sólo dos días, el 1 y el 2 de febrero. Entradas aquí.
UNA PELÍCULA
Sound of Metal, de Darius Marde.
En Amazon Prime Video
Una exploración visual, narrativa y sonora del sentido del oído de un músico, que de pronto padece sordera. No te la pierdas.
UN PÓDCAST
Lunáticas
De eso no se habla
La primera serie del proyecto que lidera Isabel Cadenas Cañón nos sumerge en una historia de silencios familiares y de mujeres que, durante la Transición, traficaron con droga o se prostituyeron, en un contexto de heteropatriarcado y últimos coletazos franquistas.
UNA WEB
Me fascina el arte digital de esta creadora mexicana, que trabaja con IA y genera imágenes y composiciones magnéticas, hermosas, muy locas.
LA FIRMA: Asier Mensuro, crítico y comisario de cómic, nos regala esta lista de diez novelas gráficas internacionales del siglo XXI que destacan por su enorme calidad artística: Lo que más me gusta son los monstruos, de Emil Ferris; El color de las cosas, de Martin Panchaud; La levedad, de Catherine Meurisse; Building Stories, de Chris Ware; Black Dog: los sueños de Paul Nash, de Dave McKean; Sin la sombra de las torres, de Art Spiegelman; Asterios Polyp, de David Mazzucchelli; Leonard2vinci, de Stéphane Levallois; Viaje, de Yuichi Yokoyama; y 99 ejercicios de estilo, de Matt Madden.
Ya se puede ver en el hall del CCCB el mural cómic “Sincronías”, de Roberto Massó, que forma parte de Todos los museos son novelas de ciencia ficción. En este link, toda la información y las entradas del ciclo sobre IA que comisarío en el mismo centro y que empezó muy bien, con 260 personas escuchando a Yuk Hui el lunes pasado. Seguiremos con Marta Peirano, Maurizio Ferraris, Mercedes Bunz, Alex Saum, Joan Fontcuberta, Frank Pasquale y Xavier Nueno.
El próximo viernes, 2 de febrero, hay club de lectura sobre mi novela Membrana en la biblioteca Montserrat Abelló de Barcelona.
El 7 de febrero inauguramos la exposición Atlánticas. Una historia de libreras, libros y librerías, que he comisariado para Casa Amèrica Catalunya y que esperamos que viaje por América Latina. Aquí información sobre este precioso proyecto.
Y el próximo viernes 9 de febrero, de 17.30 a 19.00, daré una clase magistral sobre cómo escribir una novela en la librería Los pequeños seres de Madrid, a partir de Membrana. Información aquí. Aviso con tiempo porque las plazas son limitadas. La librería es encantadora. Y yo intentaré dar consejos para que cualquiera pueda aplicarlos a su novela en curso. Este párrafo ha sido un corta y pega del boletín anterior. Perdón. No volveré a hacerlo. Y añado estas líneas, que sí son nuevas: ese mismo 9 de febrero en la Serrería Belga de Madrid y en el marco del festival Palavra, curado por Bruno Galindo, daré la conferencia performativa “El coro de las voces no humanas” con Taller Estampa. La entrada se puede adquirir aquí.
Ya están disponibles en la Fundació Tàpies de Barcelona los materiales impresos gratuitos de la exposición A=A, B=B, que ha comisariado Pep Vidal, y que incluye mi pieza “Las bibliotecas”.
Y en este link se puede ver mi serie “Booklovers”, en todo el mundo, también gratis, y con subtítulos en inglés o en portugués. Compártelo con otros letraheridos, si te apetece.
Y para acabar, “Los detectives del cosmos”, la crónica sobre el CERN, sus aceleradores de partículas, el nacimiento de internet y el arte contemporáneo que publiqué ayer en el suplemento Culturas de La Vanguardia, en el que colaboro desde hace más de veinte años (porque ya soy un señor mayor).
Gracias por tu atención, un regalo. Hasta el segundo domingo de febrero.